miércoles, 5 de agosto de 2015

he aterrizado. los pulmones vacíos de agua, la alegría sobre las uñas. he aterrizado y el viaje se termina y quedan otros. avanzado. tanto. todo lo que he escrito.

hasta pronto.



veo pájaros se termina porque es el proyecto, fragmentario y mal hilvanado, de mi año viviendo en leipzig. he escrito sin pensar y he escrito sobre cosas muy íntimas. sobre ansiedad, sobre bdsm, sobre tristeza, sobre ganas, sobre mi género, sobre mis estudios, sobre la intensidad de habitar un cuerpo, sobre las estaciones y las noches de aeropuerto. he sido aquí, en este espacio ilimitado. he sido muy feliz aquí. ahora me marcho a otro lugar, pero lo que he sido se mantiene y se abre a los ojos, a las palabras. 

sábado, 25 de julio de 2015

sobre lo que pasó en navidad

el primer día me vi fuera de una de las casas, cruzada en un conflicto que no me correspondía, muy poco habituada a la violencia. no nombré ninguna guerra ni intenté subirme al carro del dolor. sé que salí de la casa con el abrigo negro y que la piel se me veía blanca, más blanca que diciembre blanco. vi el mar y me senté junto al mar, exactamente como cuando tenía diecisiete años y muchas ganas de vivir. lloré poco. volví a no decir. volví a mirar. me vi, vi, fue necesario irse.

*    *     *

mi madre me invita a cafés enormes y compramos lencería juntas. me dice que le gustan los líos en que me estoy metiendo. me dice que todas las demás chicas tienen una melena maravillosa. me dice que cocino bien. me dice que estará ahí. me habla de sus amigas. hacemos las cosas que no hacíamos cuando yo era adolescente. le cuento cosas de mi segunda novia. le hablo de los libros que leo y le enseño mi atlas de botánica. vamos a ver el mar. le cuento lo que ha pasado y que no sé muy bien cómo hacerlo, que quiero pedir ayuda. me dice que está bien. es raro no ser yo quien dice que las cosas están bien.

*    *    *

tengo poco tiempo para ver a toda la gente que he planeado ver y levantarme de la cama se vuelve algo muy complicado. otra vez.  intento un camino diferente. intento racionalizar, intento entender este no saber centrarme en mí. estoy menos asustada y un poco más triste. no tengo ganas de ver a nadie y veo a gente todos los días. intento convencerme de que me arrepentiré, pero no logro moverme.

*    *    *

paso las manos por la pared y sigo sin saber cómo comportarme. sigo sin ser una mujer. sigo sin producir bien, sin proyectar bien. sigo limitándome. han pasado cuatro días y estoy helada. estoy cansada, aburrida, sorprendida de mi propia falta de reacción. me salen llagas en la boca por la ansiedad. siento que vuelvo al principio. me da miedo volver al principio. siento que vuelvo al principio. no hablo de las llagas, solo me río y toco las manos de gente maravillosa.

*    *    *

hoy he ido a desayunar fuera. primero me han acribillado los brazos en el hospital, me han dicho que tengo mejor cara. la chica de análisis (parte uno) me ha preguntado cómo me teñí de verde. miro la aguja muy fijamente mientras se hunde en la piel. pienso la transición de la fobia a la tolerancia, la remisión del dolor. cuento viales sin que me haga falta verlos. en análisis (parte dos) se equivocan con la vena. miro la aguja fijamente una, dos, tres veces. las vías vibran en las venas. pienso los ojos que descubrieron la no-metáfora. pienso la sangre.

he desayunado fuera y hemos hablado de la vida, de las maneras de verse. he sonreído mucho. he confiado en otra persona. he mirado a otra persona y me he sentido en calma.

*    *    *

escribo en el cuaderno que compré en leipzig. no sé si crecer se parece de verdad a esto, a que las cosas no importen. crecer como una manera de somatizar los problemas.

*    *     *

el día de fin de año tengo la boca tan mal que ceno sopa de calabaza y fruta triturada. mis padres no saben cómo arreglárselas con el hecho de que no sonría mucho, así que sonrío más. la noche anterior celebré el cumpleaños de una persona especial y dormí en un hotel tristísimo. los chicos de recepción nos enseñaron un cuarto precioso y habíamos llevado todo, pero yo no tenía la cabeza allí, yo la tenía en algún lugar hace tres años, en alguna pieza que me faltaba.

dormimos muy apretados y cambiamos palabras de alivio. me gustó tener el collar conmigo un rato. me gustó que llevásemos peluches. me gustó sentirme en calma, un poco.

*    *    *

he adelgazado dos kilos y medio porque las llagas de la boca no me dejan comer. me río al subvertir el logo comercial, al no saber muy bien cómo he salido así de la navidad con mi familia. así. más flaca aunque no esté flaca.

*    *    *

quiero muchísimo a mi padre. quiero muchísimo a mi madre. no podría vivir aquí, pero ojalá retrotraerme a los cuatro o cinco años, a la infancia azul. las cosas eran, al menos, creativas.

*    *     *


porque me levanto con el sol
y no duermo
nunca en el cuarto
de invitados
soy una extensión incómoda
transparente
en el suelo

lunes, 20 de julio de 2015

Mi año Erasmus no ha sido el año más feliz de mi vida. Ha sido un año perfecto, lleno de experiencias y de personas fantásticas, de viajes y (auto)conocimiento. He visto, tocado, descubierto, metido la pata, mordido. Me he emocionado por primera vez con mi carrera, me he enganchado a una nueva ciudad y he mejorado un montón uno de mis idiomas favoritos. No cambiaría ninguna de las noches ni de las rutas. No cambiaría Meteora, ni el mar Báltico cubierto de hielo, ni las primeras luces en Dinamarca. Pero no, mi año Erasmus no ha sido el mejor año de mi vida. Todos mis años son mis mejores años.

Me molesta esta manía que tenemos de jerarquizarlo todo. El mejor amigo, la comida favorita, el único e irreemplazable novio. El momento decisivo, el paisaje más hermoso, la decisión oportuna. Me niego a eso. Mi año Erasmus ha sido (¡está siendo!) fantástico, como lo han sido mis años dolorosos, mis años de adolescencia, mi primer año en Compostela. Como lo será el año que viene en Vigo, el siguiente en Canada... ¡o en Argentina, o en Barcelona, o donde quiera y pueda! No puedo parar estas ganas salvajes de enamorarme de todo y de todxs.

jueves, 16 de julio de 2015

las cosas posibles

no creo en las despedidas ni en la cuenta atrás porque veo la broma macabra a la que asistimos, veo que aceptar la línea es aceptar la muerte y no creo en las despedidas. pero existo en contexto y en contexto me sé fuera de leipzig dentro de dos semanas. así que he querido escribir sobre lo que me apetece hacer antes de irme, sobre lo que necesito. volveré, pero esta es mi necesidad presente.

desnudarme otra vez en el cosi
pasar un día entero en berlin
recorrer suiza de piedra
¿viajar a viena? ¿a heidelberg?
sacar fotos a los jabalíes
ver amanecer con A y A en algún sitio que esté lejos
preparar hamburguesas veganas en la cena para A
encontrar la librería de segunda mano de connewitz que aún no conozco
ir de una vez al NuR
ver a D y a M y a A antes de irme
empezar un nuevo diario
ver una película en el schauburg
spinnerei y dormir

martes, 14 de julio de 2015

¿has sentido alguna vez
el vacío absoluto
de la creación?
el momento cero
en que eres un cuerpo desnudo
y todo a tu alrededor parece ilegible
y aún así abres los ojos
y aún así ves
algo?

jueves, 9 de julio de 2015

neutro

estoy en un momento de mi vida en el que no sé quién soy. he tenido mucho miedo siempre de llegar a este momento, quizá por las narrativas trágicas que rodean a la duda o quizá porque el momento aún no había llegado. pero aquí está. quiero decir que noto, que siento, que percibo o casi (hiper) percibo lo que está alrededor, lo que está dentro de mí, lo que sale hacia fuera.

aquí vengo, pensando mi experiencia como una experiencia válida, mi percepción como una necesidad sobre el tejido real que es mi cuerpo. tengo muchas preguntas para mí y ahora que me he permitido entrar, ahora que estamos frente a frente, no voy a dejar ni una sin lanzar. porque me quiero tanto, me quiero tanto ahora que puedo intentarlo. que sé poner en orden. partir. la frase. en los. significantes. apropiados para seguir diciéndome. poner comas. no ir a eventos.

todavía faltan semanas para que me vaya de esta ciudad y sin embargo mi cuerpo se ha puesto en marcha. agradezco, entiendo, toco las hojas como toco la idea de las hojas. los barrios son hermosos y los ojos de las personas son hermosos. es posible cambiar aquí. es posible (re)significarse aquí. si no hubiera venido a leipzig, probablemente habría tardada mucho más en no saber quién soy. he cambiado tanto y me siento ahora tan capaz.

quiero hacer y no estar inmóvil, y hago. quiero tocar el relieve. quiero mostrarme. no quiero ser útil. y cuando me miran a los ojos y me dicen que puedo hacerlo, yo ya sé que puedo. ya sé que puedo hablar, ya sé que puedo salir ahí, ya sé que alguien puede quererme. no me creo las narrativas trágicas, no las quiero. quiero abrazar el dolor dentro de mí y transformarlo porque monto la oruga de luz, porque decido y la indeterminación de decidir.

soy muy feliz aquí, en la posibilidad que habito, en el cuerpo que muta, en la ciudad de leipzig como tópos que me acompañará siempre. toda la gente que he conocido. todas mis maneras de conocerme. todas las cosas que importan.